miércoles, 24 de diciembre de 2008

Para defender Atacama, hay que tener cojones, lamentablemente eso es justo lo que falta por ahora a nuestros líderes

Realmente bueno lo que enviaron.

Ojalá lo lean los parlamentarios, pues muchos de ellos ponen a contestar los correos a sus ayudantes, lo que se nota por la sola redacción de sus respuestas.

En todo caso, el asunto agua, ya ha ido entrando y hasta las autoridades lo mencionan como asunto preocupante.

De algo ha servido que estén machacándole al tema desde hace ya bastante tiempo (años) y hace años que sigo esta II asamblea Constituyente, los felicito creo que esto es en beneficio de todos los atacameños.

Muchos al comienzo creían que era puro invento alarmista, eso de que el río se iba a secar, y que el agua se acabaría, pero ahora con casi todo seco, incluso con cortes y mermas de agua para la población en Copiapó, no les ha quedado más que ver la enorme evidencia.

Lo que me temo eso sí, es que las medidas que se tomen, terminen una vez más favoreciendo a los grandes y perjudicando a los medianos y pequeños económicamente hablando.

La autoridad ambiental es débil, y también lo es la política, pues tiene poca resistencia al poder del capital que despliega su batería de propagandistas a sueldo, para adormecer las conciencias del pueblo que muchas veces por sus urgentes necesidades se deja seducir por mentiras e hipoteca su futuro, a cambio de una migaja que le tiran en el presente.

La única solución es impedir que se use por la minería agua que antes tradicionalmente era usada por la agricultura del valle de Copiapó, impedir que se saque agua de la cuenca del valle de Copiapó, y se lleve a otros lugares a kilómetros y kilómetros de distancia (en algunos casos a centenares de Kms) como ahora se está haciendo, sea para la minería como para la agricultura.

El agua del valle de Copiapó es del valle de Copiapó, y ello comprende no solo el agua del río Copiapó, o ex Río en realidad, también sus afluentes, y las napas tributarias.

Finalmente nada se solucionará si no se prohíbe a las faenas mineras ocupar agua dulce y se les obliga a usar agua de mar desalada.

Cuando eso se haga, surgirán como por arte de magia los empresarios (probablemente relacionados con ellos mismos) que ofrecerán agua desalada a las faenas mineras, así como ahora surgen las nefastas termoeléctricas por todos lados para surtir a la minería.

Pero, para defender Atacama hay que tener cojones y no descartar ninguna medida, y lamentablemente eso es justo lo que falta por ahora a nuestros líderes.

Atte, Diego Aracena, atacameño.


Guardianes de Atacama