lunes, 2 de febrero de 2009

Medidas drásticas-Superintendenta de Servicios Sanitarios. ¿Cómo van a quedarse esperando dándose irresolutas vueltas? ¿Qué están esperando?




Con desazón se puede leer en la noticia del Diario Atacama del día de hoy 28 de enero de 2009, que la Superintendenta de Servicios Sanitarios, plantea un discurso que prácticamente no otorga esperanzas a los Copiapinos, y las medidas drásticas que anuncia el titular del referido diario, corren por cuenta del sacrificio de los ya sufridos usuarios de Copiapó. O sea, no habría nada más que hacer que exigir sacrificio al usuario. Así, a poco andar el beber agua será un lujo y lavarse un delito.

Los encargados que intervienen en este asunto, hablan como si no alcanzaran a darse cuenta que está en grave riesgo la salud de la población, y la subsistencia misma de esta querida ciudad de Copiapó. Parecen no entender bien y creer que es algo más simple.

No basta con decir que se ha constatado la existencia del problema, y que supuestamente las plantas desaladoras o desalinizadoras (o como se les llame) sean onerosas, o tengan alto costo de operación.

La autoridad y el Estado, deben asumir que acá hay un grave problema con el agua que salta a la vista, y que el mismo debe ser solucionado ya, ahora mismo. Para eso están.

Si deben obligar a las empresas a usar agua de mar desalada o prohibirles usar agua dulce del valle en sus faenas, o prohibir a las agrícolas regar con agua dulce del valle terrenos que antes eran eriazos fuera del valle y que nunca fueron agrícolas (centenares de hás que nadie sabe cómo fueron adquiridos con tanta facilidad), o si deben ocupar los fondos del erario nacional, o parte de aquellos que se dilapidan diariamente en el transantiago o en otros asuntos, simplemente tendrán que hacerlo y ya, y si para eso hay que modificar la ley o la mismísima Constitución, pues habrá que hacerlo, pero no pueden permanecer así en forma tan irresoluta, exponiendo ideas tan elementales y anodinas mientras se produce el desastre.

El agua es del pueblo, la naturaleza se la concedió, es un derecho humano, y resulta que a quien se le pide sacrificios es precisamente al pueblo despojado y no a quienes se lucran a su costa.

¿Quién entiende esto? ¿Esperan que el asunto pase a mayores o qué?

No vengan a lamentar después el no haber sido capaces de tomar las medidas cuando correspondía.

Se observa con pena el grave proceso de deterioro que afecta al agua de nuestro valle, y cómo los encargados de solucionar el asunto, se dan vueltas y vueltas sin adoptar las medidas drásticas que el caso amerita. ¿Cómo va a ser lógico que permanezcan esperando ante semejante calamidad? ¿Cómo van a quedarse esperando dándose irresolutas vueltas? ¿Qué están esperando?


Atte, Manuel Matta