miércoles, 5 de diciembre de 2007

¿y qué pasa con el agua?

Los proyectos mineros, dan un bienestar momentáneo, sueldos de trabajos de escasa vida útil y de cortoplazo, cuando los proyectos terminan, no dejan más que el hoyo y la contaminación.

No pagan impuestos casi nunca (varias empresas por décadas no pagaron nada), y el escuálido y temeroso royalty que fijó Chile, más encima se lo “pelean” los descarados mapochinos inventando cualquier chiva hedionda, y a la región a la que se despoja de la cuantiosa riqueza no renovable, no le queda nada, ni siquiera un miserable edificio, ya que hasta eso lo construyen en Santiago.

Los ejecutivos viven en otro lado, y no les preocupan los problemas de Atacama porque su familia vive en otras ciudades, ni siquiera los hospitales porque se atienden en clínicas de otras localidades.

Los que deben vivir acá, lo hacen segregados de la población vernácula.

Me importa un níspero que el dueño de los capitales sea Bush, Putín, Chávez o quien sea, digo esto por que en un par de ocaciones me han llegado mails que manifiestan su preocupación por el desastre que nos quieren dejar, y que señalan dentro de sus manifiestos, que el proyecto pertenece a Bush, como si eso importara.
La persona del dueño no cambia el atentado, salvo para quien mira el asunto con un sesgado ojo político.
Ese aviso distrae y resta gente interesada que no quiere aparecer avalando posturas políticas.

Es preferible que las empresas mineras dejen todo así como está, que se vayan a Bolivia, Venezuela, o Congo u otra parte de África, que creo de seguro no les van a conceder las facilidades y garantías para robar y saquear, facilidades que se les han estado otorgando por muchos años en Chile. En Europa osadías como estas no serían permitidas.

Algunos necios y otros vendidos se quejan que antes del royalty venían a Chile un número más elevado de empresas extranjeras que ahora. Claro, si la estaban dando para venir a saquear, por eso todos querían venir a llegar y llevar. Si un país se pone serio y pone resguardos a sus bienes para no ser robado, lo primeros que se ausentaran serán los sinvergüenzas y saqueadores. Es preferible que vengan menos empresas pero que venga gente seria y honesta a ganar si, pero en forma decente. Y Este mensaje va no solo para los extranjeros, también para algunos nacionales que se han contagiado y han optado por imitarlos.

No solo están atentando contra los glaciares de Atacama, sino que están secando el Valle de Copiapó llevándose el agua fuera de la cuenca para botarla contaminada.

Penoso es que nadie les impida llevarse le agua de la cuenca y secar los pozos de los agricultores y secar nuestro sagrado Valle.
Se impide cambiar el punto de captación del agua (VG. el pozo) de un distrito a otro, pero no se impide sacar el agua de un distrito y llevarla por cañerías de decenas de kilómetros y botarla sucia en otro lugar fuera de la cuenca, en algunos casos en otra provincia (Matoverde y Cap). Quienes deberían evitarlo, al parecer no les da para entenderlo.
Cuesta creer que a estas alturas con las consecuencias a la vista, y los altos precios de los minerales, aún no se haya establecido la obligación a las mineras de usar para sus faenas y establecimientos de beneficio, el agua de mar desalinizada.

Está bien que haya actividad minera y empresas mineras, pero no a costa de llevárselo todo y liquidar el valle, y a sus habitantes.

El lucro no puede ser la única aspiración que todo lo justifica.

Penoso también resulta ver que se cobra patente a los agricultores que no usan el agua y no a quienes la usan, la destruyen y botan a raudales. Las empresas que tienen acumulados derechos como las eléctricas, se ríen, pues descuentan todo lo que pagan y lo recuperan, no así los pequeños agricultores que están pagando el pato por la ineptitud de quienes legislan mal.
Se reformó el código de aguas creyendo con toda pompa “los sabios” que iban a afectar a las grandes empresas, pero a los únicos que han afectado es a los medianos y pequeños propietarios agrícolas. Los poderosos una vez más han resultado favorecidos, porque en remate podrán adquirir más y más derechos, y los pobres y medianos perderán y perderán.

¿Dónde está la inteligencia de esta ridícula reforma?

Dios nos pille confesados ante esta tragedia.

Por una Atacama libre y digna.

Atte. Higinio Morales. 05 diciembre 2007



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jueves, 24 de mayo de 2007

PODEMOS VIVIR SIN ORO, NO SIN AGUA



Coterráneos, algo hay que hacer contra los que quieren dejarnos sin agua. Está claro que las autoridades no nos van a amparar, la gran mayoría no sabe qué hacer, casi solo saben aprobar sus proyectos. Casi todos los días salen publicaciones de empresas en los diarios, relativos al agua, donde cambian puntos de captación de la poca agua que queda, llevando aguas decenas de kilómetros valle arriba, incluso de un distrito a otro. En algunos casos se llevan el agua a decenas de kilómetros fuera del valle desde donde es extraída, y en otros a casi una centena de kilómetros, y señalan datos técnicos como coordenadas UTM, y luego dicen que los antecedentes están en tal oficina para la consulta del pueblo. Tales antecedentes son unos "mamotretos" de los que no se obtiene copias fácilmente, y dan treinta días para observaciones. ¡Qué sistema más estúpido!. Hasta cuándo las autoridades no hacen nada. Para ellos sería muy fácil dificultarles, o al menos dilatar el despojo. La realidad demuestra que por ahora el oro y el dinero valen más que nosotros, más que nuestra salud, y que el futuro de las próximas generaciones.

Son tres los aspectos que deberían ser corregidos con la mayor urgencia.
1.- Prohibir que el agua del valle de Copiapó pueda ser extraída y llevada a kilómetros fuera del valle, sea para ser usada en faenas mineras o de la agricultura. Solo podría hacerse con prudencia para la bebida de la población.
2.- Prohibir que se extraiga aguas de un distrito del valle y sea llevada a otros distritos del valle para ser usada en faenas agrícolas o mineras.
3.- Obligar a todo proyecto minero nuevo a utilizar agua de mar desalinizada. (Lo que ganan hoy lo permite, y si no, más vale vivir sin oro que sin agua). A las antiguas faenas ponerles un plazo breve para hacerlo. Al término del proyecto, las plantas desalinizadoras quedarían para el uso de la población del lugar.

Así como se ha dictado leyes en un día para otras materias, nada obsta a que en este caso se dicte la ley que corresponda con urgencia para salvar nuestro futuro.

Según se observa más abajo, en este caso, desde el H. Senado tuvieron la amabilidad de contestar, para calmar nuestra inquietud, lo que se agradece. Uno de los "representantes" de Atacama, ni siquiera abrió el correo. Claro, es un recién llegado.

Un Copiapino herido.






















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