jueves, 24 de mayo de 2007

PODEMOS VIVIR SIN ORO, NO SIN AGUA



Coterráneos, algo hay que hacer contra los que quieren dejarnos sin agua. Está claro que las autoridades no nos van a amparar, la gran mayoría no sabe qué hacer, casi solo saben aprobar sus proyectos. Casi todos los días salen publicaciones de empresas en los diarios, relativos al agua, donde cambian puntos de captación de la poca agua que queda, llevando aguas decenas de kilómetros valle arriba, incluso de un distrito a otro. En algunos casos se llevan el agua a decenas de kilómetros fuera del valle desde donde es extraída, y en otros a casi una centena de kilómetros, y señalan datos técnicos como coordenadas UTM, y luego dicen que los antecedentes están en tal oficina para la consulta del pueblo. Tales antecedentes son unos "mamotretos" de los que no se obtiene copias fácilmente, y dan treinta días para observaciones. ¡Qué sistema más estúpido!. Hasta cuándo las autoridades no hacen nada. Para ellos sería muy fácil dificultarles, o al menos dilatar el despojo. La realidad demuestra que por ahora el oro y el dinero valen más que nosotros, más que nuestra salud, y que el futuro de las próximas generaciones.

Son tres los aspectos que deberían ser corregidos con la mayor urgencia.
1.- Prohibir que el agua del valle de Copiapó pueda ser extraída y llevada a kilómetros fuera del valle, sea para ser usada en faenas mineras o de la agricultura. Solo podría hacerse con prudencia para la bebida de la población.
2.- Prohibir que se extraiga aguas de un distrito del valle y sea llevada a otros distritos del valle para ser usada en faenas agrícolas o mineras.
3.- Obligar a todo proyecto minero nuevo a utilizar agua de mar desalinizada. (Lo que ganan hoy lo permite, y si no, más vale vivir sin oro que sin agua). A las antiguas faenas ponerles un plazo breve para hacerlo. Al término del proyecto, las plantas desalinizadoras quedarían para el uso de la población del lugar.

Así como se ha dictado leyes en un día para otras materias, nada obsta a que en este caso se dicte la ley que corresponda con urgencia para salvar nuestro futuro.

Según se observa más abajo, en este caso, desde el H. Senado tuvieron la amabilidad de contestar, para calmar nuestra inquietud, lo que se agradece. Uno de los "representantes" de Atacama, ni siquiera abrió el correo. Claro, es un recién llegado.

Un Copiapino herido.






















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